Dolores del Río (1904-1983) dejó una huella imborrable en la historia del cine gracias a su talento y a su belleza, que la llevaron a triunfar en Hollywood, donde se convirtió

en la primera estrella latina reconocida en la meca del cine. A 120 años de su nacimiento, Filmoteca UNAM le rendirá un homenaje con una exposición de carteles y una proyección especial de Ramona (1928). María de los Dolores Asúnsolo y López Negrete, su nombre real, logró consolidar una carrera de más de 50 años dentro del mundo del entretenimiento; tuvo éxito en Hollywood durante las décadas de 1920 a 1930, a través de su participación en cintas como Resurrection (1927) y Evangeline (1929); mientras que, con la llegada del cine sonoro, tuvo un papel importante en dramas, comedias románticas y musicales como Bird of Paradise (1932), Flying down to Rio (1933) y Madame du Barry (1934). Sobre su carrera en México, la diva se incorporó a la industria fílmica local, en la cual se convirtió en una de las figuras más destacadas al protagonizar una serie de cintas consideradas clásicas, como Flor Silvestre (1943), Las abandonadas (1945), Bugambilia (1945) y La malquerida (1949). Desarrolló varias actividades culturales y filantrópicas durante los años 70: fue una de las fundadoras del Festival Internacional Cervantino de Guanajuato; parte de la Sociedad Protectora del Tesoro Artístico de México y una de las principales promotoras de la Reseña Internacional de Cine de Acapulco. En la Asociación Nacional de Actores de México (ANDA), fue fundadora del grupo sindical Rosa Mexicano, cuyo objetivo era proteger a la niñez y a las mujeres artistas; asimismo, abrió junto a otras actrices la Estancia Infantil ANDA.

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